Lateralidad y Escritura
Escrito por: Skarlett Eger Robleto – Dirección de primaria
Resumen
La lateralidad, definida en la infancia, influye en el aprendizaje, especialmente en la escritura. Su desarrollo adecuado favorece la coordinación, la direccionalidad y la orientación espacial. Existen diversos tipos de lateralidad, y su falta de definición puede generar dificultades académicas. Las actividades lúdicas y observación temprana son claves preventivas.
“Comprender y apoyar este
proceso es esencial para potenciar el
aprendizaje y el desarrollo integral de
las estudiantes”
Cuando la lateralidad se define en los primeros años de vida, puede favorecer habilidades como la escritura. Comprender y apoyar este proceso es esencial para potenciar el aprendizaje y el desarrollo integral de las estudiantes.
Estudios sugieren que un adecuado desarrollo de la lateralidad es un factor relevante al iniciar el proceso lectoescritor en la infancia, ya que previene dificultades futuras en el aprendizaje.
Comencemos por definir la lateralidad. Proviene del latín y significa “lado”. Es la preferencia que el ser humano manifiesta por el uso del lado derecho o izquierdo del cuerpo en funciones de ojos, oídos, manos y pies (Sassano, 2015). Según Aribau (2018), la lateralidad implica la repartición sistemática de funciones entre ambos hemisferios cerebrales, lo que determina si una persona es diestra o zurda. Por su parte, García (2011) la define como el predominio motor de un lado del cuerpo, determinado por la hegemonía de un hemisferio cerebral sobre el otro.
Aclara, además, que ambos hemisferios se complementan, por lo que no se puede hablar de uno más importante que el otro.
Autores como Aribau (2018), García (2011) y Ferré (2016) sostienen que existe una correlación entre lateralidad y escritura. Cuando hay dificultades en la lateralidad, pueden presentarse inversiones, omisión de letras y problemas para retener la ortografía. Cuetos (2011) indica que, si bien lateralidad y escritura están relacionadas, no necesariamente hay una relación de causa y efecto.
Aribau (2018) también menciona síntomas como cansancio, uso del dedo para seguir la lectura, inversión y omisión de letras o líneas completas, así como agobio al leer o escribir. García (2011) añade que estas dificultades pueden extenderse a la lectura, la orientación espacial, el cálculo, el aspecto emocional, la concentración, la motricidad e incluso el lenguaje, como en casos de tartamudez o dislexia.
Ferré y Ferré (s.f.) subrayan que escribir es una acción cerebral, ya que la mano sigue las órdenes del cerebro. Por eso, se insiste en la importancia de prestar atención a este proceso en edades tempranas.
Tipos de dominancia (Méndez, 2010):
- Manual: Preferencia para utilizar la mano derecha o izquierda para ejecutar una tarea. Ejemplo: Sujetar un lápiz.
- Podal: Pie dominante para efectuar una acción. Ejemplo: Estar de pie con una pierna.
- Ocular: Los dos ojos son utilizados para conformar una imagen, sin embargo, se localiza un ojo preferente para desarrollar actividades. Ejemplo: Mirar por un telescopio.
- Auditiva: Preferencia para escuchar por un oído. Ejemplo: Escuchar por un teléfono.
Cañizares y Carbonero (2017) describen el desarrollo de la lateralidad en cuatro fases:
- Fase de localización: Se presenta a los tres años. En esta etapa es valioso observar los segmentos dominantes del niño y se le debe dar apoyo para que los conozca y pueda distinguir la efectividad de uso de cada lado del cuerpo.
- Fase de Fijación: Se ubica entre los cuatro y cinco años. En esta fase el niño reconoce que tiene extremidades y adicionalmente que se encuentran a los lados del cuerpo, pero no tiene conocimiento de la ubicación derecha e izquierda.
- Fase de desarrollo: Se enmarca entre los 6 y 8 años. Los niños están conscientes que los miembros y órganos derecho e izquierdo se ubican en lados contrarios de su cuerpo.
- Fase de maduración: Abarca la edad entre los ocho y diez años. Si las anteriores fases se han llevado a cabo de forma correcta, en este momento se tiene todo el potencial de maduración preparado para el logro de las metas.
Portellano (2013) indica que, aunque las asimetrías cerebrales existen desde el nacimiento, la lateralidad se define entre los tres y seis años, y se consolida hacia los diez o doce. Otros autores como Ungureanu (2014) y Aribau (2018) sostienen que el proceso se afianza entre los 4 y 7 años, cuando también comienza la escritura.
“Una buena lateralidad favorece
la direccionalidad, la percepción espacial y
una correcta grafía.“
Tipos de lateralidad:
Lateralidad homogénea diestra: Se da cuando predomina el ojo, oído, mano y pie derecho en un ser humano (García, 2011):
Lateralidad homogénea zurda: Se presenta en una persona cuando en su cuerpo predomina el uso del oído, ojo, mano y pie izquierdo (García, 2011):
Lateralidad cruzada: Es una lateralidad heterogénea que muestra diferentes combinaciones de lateralidad cruzada, aunque se encuentran mayores casos de niños diestros de mano y pie y el ocular izquierdo. Además, se halla con mayor frecuencia en el sexo femenino, porque está más relacionada con una mayor simetría cerebral (Portellano, 2013):
Lateralidad mixta o ambidiestra: Aribau (2018) testifica que se da cuando la persona no cuenta con una preferencia lateral, es decir, no está determinada las dominancias y la consecuencia es que utiliza los dos lados imparcialmente. A su vez para Sassano (2015), la ambidextría gráfica se da cuando los niños escriben con la misma velocidad con la mano derecha o izquierda, dándose una calidad del trazo muy parecida con cualquiera de las dos manos.
Lateralidad tardía o pre-lateralidad: Aribau (2018) la denomina cuando el estudiante no está lateralizado.
Factores como el gateo influyen en el desarrollo lateral, ya que conectan los hemisferios cerebrales y mejoran el equilibrio, la convergencia visual, la coordinación ojo-mano y la direccionalidad.
Siguiendo la misma línea, Anguis (2008) sugiere estar a atentos a síntomas de alerta cuando los niños tengan aproximadamente seis años. Se destacan las siguientes señales:
- Inconvenientes significativos para la organización en el espacio, generando errores de confusión entre derecha e izquierda.
- Errores de inversiones, rotaciones gráficas, problema para hacer los trazos elementales de las letras, reiterados errores al copiar, trazos no apropiados como débiles o sin continuidad.
- Dificultades en el aprendizaje del código escrito, como también en ejercicios visomanuales como recortar, dibujar, juego con pelota, entre otros.
- Dificultades en la orientación espacial y temporal.
- Errores con unidades y decenas.
Portellano (2009) recomienda no modificar la dominancia manual una vez iniciado el proceso escritural (6-7 años). En menores de cinco años, si existe una preferencia clara, conviene fortalecer ese lado.
Consecuencias de una lateralidad no definida (Ferré, 2016; García, 2011):
- Inversiones cuando se lee y/o escribe.
- Dificultades al aprender matemáticas, lectoescritura, razonamiento lógico.
- Organización espacial y/o orientación temporal.
- Dislexia, discalculia, disgrafía.
- Reducción en la velocidad para procesar y responder, fatiga causando menor capacidad de atención.
- Asumir posturas incorrectas para trabajar, torpeza motriz, falta de coordinación.
- Ausencia de seguridad, bajo desempeño académico, irritabilidad, baja autoestima, alteraciones del sueño.
- Problemas biológicos como dermatitis.
- Falta de coordinación.
- Movimientos lentos.
- Desorientación con los referentes derecha -izquierda.
- Dificultad en la copia o creación de dibujos y figuras geométricas.
- Dificultad en tareas que involucran la motricidad fina.
Aunque no todos los niños con lateralidad cruzada presentan bajo rendimiento, algunos desarrollan estrategias compensatorias (Anguis, 2008). Sin embargo, Salvador (2015) alerta sobre las dificultades en lectura y escritura en casos de lateralidad cruzada ojo-mano, por lo que recomienda evaluación optométrica.
Relación lateralidad-escritura:
Una buena lateralidad favorece la direccionalidad, la percepción espacial y una correcta grafía. Aribau (2018) y Cuetos (2011) coinciden en que, aunque no hay relación causal directa, sí existe influencia. El déficit en el esquema corporal y la memoria de trabajo puede causar omisiones, errores de orden o escritura en espejo.
Actividades sugeridas para fortalecer el desarrollo de la lateralidad
1. Tareas de raptado, gateo, andar en patrón cruzado (Blanco, Miguel y García-Castellón, 2017).
Objetivo: Desarrollar lateralidad, trabajar derecha – izquierda, noción visoespacial y patrones de motricidad.
Materiales: No se necesitan.
Indicaciones: se proponen juegos en que el estudiante a través de raptado, gateo y/o andar en patrón cruzado avance siguiendo instrucciones de girar a la derecha, izquierda, avanzar hacia delante o hacia atrás.
2. Juego: Derecha – Izquierda (Anguís y Esther, 2008):
Objetivo: Desarrollar lateralidad, trabajar derecha – izquierda. Dirigido a estudiantes entre cinco y siete años.
Materiales: No se necesitan. Posición para empezar: sentados en el piso.
Indicaciones: Cuando el adulto menciona la palabra “derecha”, los niños deben levantar esta mano, cuando se dice “izquierda”, levantarán la mano izquierda. Se juega alternando las manos a diferente velocidad, también se realiza la orden involucrando los pies, bajo la misma instrucción.
3. Actividades recreativas (Rodríguez, 2016):
Objetivo: Desarrollo de la lateralidad, motricidad gruesa y fina, noción visoespacial.
Materiales: Pelota, pasamanos en el parque, pañuelo para vendar, sopa de letras, crucigramas, laberintos de palabras, plastilina o cera.
Indicaciones: Llevarlos al parque y jugar con la pelota, atravesar el pasamanos, hacer carreras y las actividades que impliquen deporte.
- Vendarlos y darle instrucciones para seguir, teniendo en cuenta derecha e izquierda.
- Realizar ejercicios como sopa de letras, crucigramas, laberintos de palabras, etc.
- Juegos con plastilina, alternando la mano según la instrucción.
4. Actividad El saltarín, Elaboración propia
Objetivo: Desarrollar el aspecto motor, lateralidad.
Materiales: Saltarín y aro.
Indicaciones: El niño se ubica en el saltarín. Le doy un aro y un círculo. El niño se ubica dentro del círculo, el adulto da las instrucciones de saltar hacia adelante, atrás, derecha e izquierda. Al principio el adulto se lo modela estando al lado y ubicado en el piso.
5. Actividad El juego de los pañuelos, Elaboración propia
Objetivo: Trabajar la coordinación visomanual y lateralidad.
Materiales: Telas livianas de colores azul y rojo del tamaño de un pañuelo.
Indicaciones: Se le da al niño la instrucción de lanzar y atrapar el pañuelo con ambas manos al tiempo, lanzar y atrapar con la derecha y después con la izquierda. También lanzar hacia abajo y atrapar. Se trabaja con un pañuelo o con dos, utilizando una o dos manos, así como también un pañuelo en cada mano, según la habilidad del niño.
En conclusión, como adultos podemos influir positivamente en el desarrollo de la lateralidad y, por ende, en el aprendizaje de los niños. La clave está en comprender, observar y actuar de forma preventiva y pedagógica.
¿Qué podemos hacer hoy para que cada una de nuestras niñas alcancen su máximo potencial?
Bibliografía
- Aribau, E. (2018). Aprendizaje y Lateralidad: Optometría Comportamental – Terapia Visual – Lateralidad. Erisa Aribau optometría comportamental -terapia visual. http://www.elisaribau.com/aprendizaje-lateralidad/
- Anguis, J. y Esther, L. (2008) La lateralidad en los niños. Revista digital Enfoques educativos, 27(28), 14-27.
- Blanco, L. J. L., Miguel, P. V., y García-Castellón, V. C. (2017). Neurociencia y neuropsicología educativa. https://bv.unir.net:2056
- Cañizares, M. J. M. & Carbonero, C. C. (2017). Cómo mejorar las capacidades perceptivo-motrices, esquema corporal y lateralidad en tu hijo. https://bv.unir.net:2056
- Cuetos, F. (2011). Psicología de la Escritura. Wolters Kluwer España, S.A.
- Ferré, M. (2016). ¿Es fundamental que el niño integre su lateralidad para adquirir el aprendizaje? http://www.jorgeferre.com/cgi-drferre/articulo.php
- Ferré, M. y Ferré, J. (s.f.). El que escribe es el Cerebro, no es la mano. http://www.jorgeferre.com/cgi-drferre/articulo.php
- García, S. (2011). ¿Izquierda o derecha? Lateralidad en juego. Revista Arista digital, (4), 695-706. http://www.afapna.es/web/aristadigital/archivos_revista/2011_enero_67.pdf
- Méndez, R. (2010). La Lateralidad influye en los problemas de aprendizaje. https://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd7428.pdf
- Portellano, J.A. (2009). Cerebro Derecho, Cerebro Izquierdo. Implicaciones Neuropsicológicas de las Asimetrías Hemisféricas en el Contexto Escolar. Psicología Educativa, 15(1), 5-12.
- Portellano, J. A. (2013). Introducción a la neuropsicología. McGraw-Hill Interamericana – M.U.A.
- Rodríguez, C. (2016). Lateralidad Cruzada. Dificultades asociadas a la lateralidad cruzada. Portal de Educación Infantil y Primaria. https://www.educapeques.com/escuela-de-padres/lateralidad-cruzada.html
- Salvador, A. A. (2015). Evaluación y tratamiento psicopedagógicos: el departamento de orientación en los centros escolares. https://bv.unir.net:2056
- Sassano, M. (2015). El cuerpo como origen del tiempo y del espacio: enfoques desde la psicomotricidad. https://bv.unir.net:2056
- Ungureanu, A. (2014). Study for Determining Laterality in Children with Motor Disabilities in Adapted Physical Activities. Procedia – Social and Behavioral Sciences, 117, 646-652. https://acortar.link/37hWff